- Tener un trato cercano con la familia.
- Informar en todo momento de los pasos a dar durante la evaluación y la intervención.
- Permitir y responder a las preguntas que plantean las familias.
- Utilizar pruebas consensuadas internacionalmente además del juicio experto.
- Cumplir plazos establecidos previamente.
- Emitir un informe de calidad: comprensible, amplio, en el que se evalúan todas sus capacidades.
- Aportar un diagnóstico claro e informar de las dudas o el desconocimiento del mismo basado en los criterios clínicos.
- Explicar los apoyos que necesita la persona y los caminos que tienen que seguir.
- Dar orientaciones individualizadas.
- Plantear la evaluación como proceso unido a la intervención en un marco integral.